Un 4 de febrero la batea de la abuela fue confinada en
una oscura, húmeda y triste, habitación bajo llave, y con el estricto mandato
de olvidarla con todo su contenido.
El otoño paso, el verano nos disperso, y el invierno
nos convido a visitar la vieja casa de la abuela, al entrar todos nos
percatamos que el mandato había sido desoído.
¡La puerta se hallaba abierta!
Y las historias, los sueños, el amor, las dulzuras, y
demás hierbas……
Habían salido y junto a la vieja batea de la abuela,
tomaron la casa por asalto Y todo cuanto se hallaba.
febrero
2006
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