Y resulta que a mí nunca me gustó el ingles, me
volaba de las clases, no hacia mis tareas, por ende siempre me quemaba, y para
el pobre de mi padre era una decepción constante.
Cuando llegue a la adolescencia encontré la justificación perfecta para
apalear los argumentos de mi padre sobre la necesidad de hablar ingles, en un
mundo globalizado amplio y diverso, donde los
Estados Unidos son los Dueños del
juego.
Le decía: padre odio los anglosajones, y esa
forma de hablar como diciéndonos somos mejores, me parece que todo esto de
aprender y dar ingles en las escuelas es otra de las formas de manipularnos y
colonizarnos.
¡Patrañas! no me gustaba simplemente, y no
estaba dispuesta a sumir los retos
“del estudio sistematizado de lenguas
extranjeras”
Me
gustaban otras cosas……
Y necesitaba justificarlo inteligente y
finamente para no quedar mal.
Ahora cuando estoy frente a un angloparlante y
me comunico precariamente recuerdo las peroratas del padre mío, hablando de
cuanto me iba a beneficiar el estudio de ingles, y me toca subir la barbilla
arriba y asumir que
¡La maque!
Ali bonita, qué bueno leerte. Mi hermana... usted escribe bien. Eres muy divertida :D
ResponderEliminaryo no tengo hábitos de lectura, pero ali tu has echo que tus escritos me interesen mas y mas. espero que sigas escribiendo. Seguiré leyendo te
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