viernes, 27 de enero de 2012


Siempre me he sentido orgullosa de que me llamen Alicia Elisa Méndez Medina, aunque parezca un  trabalenguas un Indescifrable acertijo, un cacofonía incorregible.

Traigo esto a colación, pues en estos días, caseros y  fríos, de nostalgias y pasados  como una brisa, vino a mi memoria Dionisia, una compañera del instituto PERFECT del que luego profundizaré.

Dionisia estaba estigmatizada por su nombre, para todos y todas las estudiantes de inglés, nivel uno, del instituto perfect  aquel nombre era el mas feo de la bolita del mundo.

Pasar la lista en aquella aula  bilingüe  se constituía en  un gran ritual, que iniciaba con  dionisia haciendo  el gesto de trágame tierra acto seguido el coro compuesto por  el resto de los estudiantes  se preparaban para soltar tremenda carcajada que solo menguaba con un Basta acompañado de un tablazo a la mesa por parte del Teacher.

Hoy no estoy tan segura si era tan horrible el nombre, pero en aquellos años nos parecía horripilante, merecedor de todas las burlas, tanto para el nombre como para  aquel que lo lleve.

No pensamos nunca en hacer llevadera la existencia de ese ser humano que solo tenia la culpa de llevar un nombre que a la mayoría nos parecía  feo.

El tiempo fue pasando y Dionisia fue creciendo con la estampa, con la cruz de su nombre, y digo cruz por que se veía que le pesaba en la espalda.

Se caso, tranquilamente fue acumulando hijos, y por cada niño que nacía se resignaba a  que la llamaran Dionisia y no sentirse humillada ni ofendida en su ineludible destino……..

jueves, 26 de enero de 2012


Cada vez que el profesor de Matemáticas entraba al aula de 4ª  de bachillerato en el liceo las América yo sentía un estruendo en mi corazón,y es que mis encuentros con esta materia trascienden a un pasado lejano.

En la primaria me ponía histérica cuando veía los números, sentía que no podía, que el mundo se derrumbaba a mis espaldas, a menudo me parecía que la locura se apoderaba de mi, luego de gritos, peleas, con mi padre, mi hermano, o algún tutor resolvíamos la ecuación y los mareos pasaban.

Siento que esas sensaciones determinaron todo lo que haría luego, en la universidad y en mi vida.

Al llegar al bachillerato la situación no mejoraba, siempre era victima de los profesores o profesoras de números, quienes no entendían, tremenda brutalidad y el por que de aquel pánico irracional, y me referían a los psicólogos de la escuela quienes tampoco podían hallar la solución a esa posesión maligna.

Bajo la risa de muchos compañeros matemáticos eruditos, y la benevolencia de muchos otros que sin ellos no habría salido del bachillerato llegue al final de aquel proceso que fue difícil.

Pasado el tiempo, de decir que eres una sinvergüenza, que los números son fáciles y que son como la vida, y  ¡que otras vainas!

He descubierto tantos seres humanos pasando la misma travesía, la misma desesperación que yo Y me pregunto

¿Esto tendrá algún nombre?

¿Seremos una legión de seres no matemáticos que vino al mundo a algo estrictamente especial?

¿O simplemente no hay espacios en las escuelas para Zurdos, disléxicos, y demás?

Pues pasado el tiempo sigo transitando ese mismo trayecto todavía  sin poder entender mucho.

miércoles, 18 de enero de 2012


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