Así fue como aquella noche me sentí la mujer más desdichada de la
tierra, abrumada por una honda tristeza,
Me levante…
Estrelle el celular, me le subí en sima,
“le grite hijo de putaaaaa”
Coji el chip con la boca lo mordí,
No me lo trague de chepa, el
pobre, !no tenia culpa de lo que ocurría!, pero era signatario de un sinnúmero de
llamadas “Charlis” y mini mensajes cursis, que me acordaban perdidamente a
mi “V for vendetta”
Después de una semana sin celular, comprendí la impulsiva cagada que
había echo, y no era el celular, eran las llamadas desesperadas de empleadores, amigos, y gente
variada que prescindía hablar con esta morena caribeña que se hallaba sumergida
en su primera depresión amorosa!
Pasada una semana, atribulada por la línea de acontecimientos, solo
pensaba en mi pobre celular el cual una prima me había regalado con cariño y yo había
mandado
“to ese esfuerso pal carajo así por así”.
“to ese esfuerso pal carajo así por así”.
El celular fue poco para las cosas que seguí perdiendo, como cuando
empiezan a caer las fichas de domino.
:) Me gusta. Quién le manda al celular a estar en el medio en ese momento.
ResponderEliminarjjajajajaaj siii, pobre celular!
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